sábado, 6 de septiembre de 2008

Mil Islas y Parque Algonquin


El viernes 1 de Agosto abandonamos Toronto destino Gananoque, donde tomamos un barco para realizar un crucero por las Mil Islas. Es un enorme rosario de más de mil islas (alrededor de 1800) a lo largo del río San Lorenzo. La navegación dura alrededor de 3 horas y durante ese tiempo se puede disfrutar de un entorno maravilloso. Múltiples islas de diferentes formas, amplitudes y vegetación se muestran ante ti. La mayoría de ellas habitadas con su casa, embarcadero y bandera (de EE.UU. o de Canadá). Para que un trozo de tierra se considere “isla” debe estar por encima del nivel del río los 365 días del año, y debe contar al menos con un árbol. Para aquellos que hayáis estado en Argentina, es muy parecido a la zona del Delta del Tigre, cerca de Buenos Aires. Sin duda alguna, el paseo mereció la pena, como podéis observar en las fotos que os muestro a continuación.




Antes de montar en el barco, nos dimos cuenta de un pequeño error de cálculo, por el cual al terminar la navegación nos quedaban 5 horas de viaje hasta el hotel donde dormíamos esa noche en Haliburton. Afortunadamente fue el único error de todo el viaje. Eso sí, como prisa no teníamos, pues montamos en el coche y disfrutamos del paisaje hasta llegar al hotel.


Al día siguiente (2/08), tocaba visita al Parque Provincial de Algonquin. Es un parque natural situado en el centro de la región de Ontario y tiene una extensión de 7630 kilómetros cuadrados. Por si no os hacéis una idea de lo grande que es el parque, hay una carretera que lo cruza de Este a Oeste (o viceversa, como prefirais ;)) de 40 kms. de longitud. La entrada al parque es gratuita y solo te cobran alrededor de 13 € por cada día que aparques en las zonas habilitadas para tal fin dentro del parque. Si te gusta la naturaleza y las actividades al aire libre (mountain bike, piraguismo, senderismo…), puedes pasar aquí varios días y te aseguro que no te aburrirás. Hay varios campings repartidos por todo el parque para quedarse a dormir y hay bastante actividad de gente que va a pasar allí sus vacaciones o el fin de semana. En el mes de Mayo (y según el folleto) debe ser bastante fácil ver alces. Nosotros, tal y como era de esperar, no vimos ni un triste animal. Eso sí, bosques, lagos, ríos y paisajes alucinantes, todos lo que queráis. Muy recomendable.


Tras pasar todo el día en el parque, nos dirigimos al hotel de Mont-Tremblant para pasar allí la noche tras otro largo viaje, aunque de este ya éramos conscientes cuando lo planificamos.


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